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Sacamantecas

El surf, Kenoa y yo

Llevo mucho tiempo surfeando aunque, en realidad, se suele decir coger olas. Cuando empecé no sabía muy bien qué eran las olas, porque vivía en una ciudad gris, llena de humo. Luego vine a Qilania a ayudar a los Especialistas a derrotar a Lord Lord, pero también con el segundo objetivo de esperar que pasase por aquí la Gran Ola Mítica.

La triste realidad es que no siempre hay olas. Por eso los homo surferus miran y remiran páginas de predicción de olas como magicseaweed o windguru, para saber el estado de la situación. Al principio puede sorprender, pero es así.

Sacamantecas y Kenoa en la playa

Si no, fijaos lo que pasó el primer día que fui a coger olas con mi amiga Kenoa. Llegamos a la playa temprano. Según nos acercábamos, vi que ella aflojaba el paso y movía la cabeza de un lado a otro, haciendo muecas de desaprobación. Yo estaba con la boca seca por la emoción y ella no hacía ademán de sacar la tabla ni de ponerse crema. Cuando sacó la sombrilla de la funda y me dijo que hiciera un agujero en la arena para clavarla, le pregunté si estaba loca. Habíamos ido a surfear y quería empezar de inmediato. Kenoa me miró, compadeciéndose de mí, y señaló el mar. Yo la miré sorprendido y luego al mar. Y luego a ella otra vez, y de nuevo al mar. Unas pequeñas olas rompían en la orilla. Yo estaba enfadado y a mí me parecían olas más que suficientes. Kenoa se tumbó tranquilamente sobre la arena y dejó que yo entrase en razón por mí mismo, cosa que conseguí al cabo de un rato, no sin ciertos esfuerzos.

Desde aquel día considero Internet una fuente de conocimiento indispensable, sobre todo en lo tocante a la información en tiempo real.